La
noche de las cosas. Laura Escudero Toblet. Ed. Babel
Pedro es un joven que vive en
Ciénaga, pueblo que podría
ubicarse en Santiago del Estero donde vive con su abuela Pacha. Abandonado
por su padre y madre se encuentra en un momento crucial en su vida porque
está rumiando irse a la ciudad para buscar y quedarse con su madre. Ocurre un
acontecimiento que provoca la llegada a Ciénaga
de Jacinta y Marisol que viven en el campo y son curanderas. Serán las
encargadas de ayudar a Pedro en un viaje muy especial de tono real maravilloso,
al estilo de García Márquez. Debe entrar en el sueño de la Pacha, su abuela, la
mujer que lo ha criado para conversar y escuchar las historias de algunos
personajes muertos de su familia y de amigos que lo ayudarán a reencontrarse
con su historia familiar, con la de su pueblo y con su propia identidad. Es un viaje a la memoria, a la memoria de esos
seres y de esas historias que nos constituyen.
Es una novela escrita con tono
poético, con una presencia importante de la naturaleza, del entorno que cobran
un valor simbólico en la trama. Los pájaros, el agua, el viento, el sol, la tierra
acompañan el recorrido de Pedro, se convierten en signo del destino esencial
que tiene cada hombre. El paisaje es mas que paisaje, es parte de la carne y
formador de pueblo. Por ejemplo, los pájaros son signo de libertad, de algo
reconquistado, de lo que debemos dejar partir para crecer.
De
a una, la Pacha, abre las jaulas. Pedro la ayuda y sueltan miles de pájaros.
Los que están y los que estaban. Los toman en las manos, los acarician hasta
que recuperan el vuelo y llenan la noche de colores y trinos. (pag. 146)
Es que no quiere abrirle la jaula. No quiere que
se vaya. A veces hay que dejar que los que se quieren ir se vayan. (pag.
154)
Otra
presencia importante es el pueblo: un pueblo pobre habitado por gente que ha
salido de otros lugares, una novela que habla de inmigración y migraciones
internas. Se entretejen historias de mujeres solas que se tienen que ocupar de
hijos pequeños o nietos,
de hombres que se mueven por trabajo. Todos los
personajes con los que conversa Pedro son melancólicos, que contagian
también al paisaje, en una tierra donde
los hombres son los que se van por el trabajo golondrina y mujeres que se
quedan solas a sostener y criar a los hijos.
Y lo que está mal repartido en este mundo, hijo, no
son los ríos, las lluvias, o las naranjas, lo que está mal repartido es esta
miseria. Algunos la tienen toda. Completa. (pag. 110)
Pero,
a pesar de la miseria, son hombres y mujeres que le pelean a la vida con
dignidad y valentía. Algo que Pedro va aprendiendo de los relatos.
Las historias de amor que se
entrecruzan en la novela son episodios de una ternura increíble en medio de esas
vidas, por ejemplo, en el capítulo 12, la historia de amor de Pacha que fue
rescatada de la tristeza de un desengaño de amor por un hombre que la amó con
paciencia y ternura.
(la
Pacha) iba por el monte suelta de todo, diciendo palabras que no decían nada.
Tomada por la locura que viene con la seca. Vuelta destiempo. Flaca hasta los
huesos y espinosa, arisca como nunca. (pag. 133)
La
Pacha es rescatada por un hombre que tenía la paciencia de los que cuidan
animales, porque cultivaba esa rara cualidad de ternura que hace crecer las
cosas en el desierto más desierto.
Las
historias de amor son historias de rescates que enseñan a Pedro lo que vale en
la vida, hace que pueda entender a Marcela, su madre. Y finalmente a esclarecer
su corazón.
Pero
él se queda. Elige quedarse. Que Ciénaga es su lugar. Le dice que si se atreve
a volver tendrá que acostumbrarse al polvo, al sopor del viento caliente. Pero
que las noches son preciosas, las higueras dulces, y en verano, cuando el canto
de las chicharras y los grillos se junta con el perfume de los jazmines. Todo
lo demás no importa. (pag. 158)
Una
novela para leer con los adolescentes y jóvenes y transitar diálogos sobre la
identidad, sobre las historias familiares, sobre el lugar de origen como
constitutivos de la personalidad. Para
animarse a lo poético como búsqueda de la expresión de la propia interioridad.
Para entrecruzar con otros libros o películas que aborden el tema de
inmigración, de la búsqueda de un lugar que acoja para vivir y crecer, por
ejemplo, Así en la tierra como en el cielo de Sandra Comino, Lucia,
no tardes de Sandra Siemens, Lo que cuentan los inmigrantes de
Canela. O dialogar con películas y cortos animados hay muchos circulando por
las páginas de films, por ejemplo, El
viaje de Said disponible en https://vimeo.com/16037500
https://consudec.org/wp/revistas/#oct19_34Revista Consudec Octubre 2019
No hay comentarios.:
Publicar un comentario