Los ojos del perro siberiano de Antonio Santa Ana y Koi de Ezequiel Delllutri, ambas de la colección Zona Libre, Editorial Norma.
La relación entre hermanos es entrañable e intensa. Puede
ser una relación difícil o fácil, pero siempre, nos constituye. Entre hermanos se da todo: afecto, intimidad.
celos, competencia, rivalidades, secretos. Con los hermanos se crece, se
enfrentan situaciones difíciles, aprendemos a conocernos a nosotros mismos, a
entender el mundo y al mundo adulto, empezando por los padres.
Este vínculo recorre
la trama de dos novelas juveniles:
Los ojos de perro siberiano es una
novela escrita en el año 1998 que se ha convertido en un best seller de los adolescentes y jóvenes, tanto que en el año 2018
-veinte años después de su publicación – ganó el premio Favoritos de los
lectores de Alija. Este premio lo otorgaron los mismos lectores adolescentes de
varias escuelas del país. ¿Qué tiene
esta novela que dos décadas después los lectores jóvenes la siguen eligiendo?
La
novela cuenta la historia de un chico que vive en San Isidro y que está a punto
de viajar a Estados Unidos. Antes de terminar de
preparar sus valijas, narra como debió enfrentar el tenso clima familiar que
vivió desde los cinco años, cuando Ezequiel, su hermano mayor de dieciocho años,
se fue de casa tras una violenta discusión. Sus padres
nunca quisieron hablar de ese tema, hasta que el protagonista se entera de que
su hermano tiene SIDA. En los últimos años antes de morir, mientras su familia niega
la enfermedad de Ezequiel y las relaciones se tensan, entre ambos hermanos surge
una profunda relación.
En el desarrollo de esta trama, Santa
Ana construye la historia de un vínculo esencial. Cuando Ezequiel va a su cumpleaños, el protagonista decide visitar
a su hermano y enterarse el porqué de
esa ruptura familiar. Pronto se revela la verdad de la enfermedad de Ezequiel
que había generado el quiebre: el SIDA. Entre charlas, música, revelaciones,
secretos y confesiones, ambos descubren que lo importante de la vida es ser mirados,
amados por lo que son; conversan sobre lo importante de la vida: el destino, la
muerte, las relaciones con los padres y
los amigos. El protagonista con su hermano mayor aprende a mirar, a mirar de
verdad. A mirar como los ojos del perro siberiano de Ezequiel miran, estos ojos
que se convierten en la metáfora del
libro.
“Uno
de los motivos por los que quiero tanto a este perro es por sus ojos. Desde que
estoy enfermo la gente me mira de distintas maneras. En los ojos de algunos veo
temor; en los de otros, intolerancia. En los de la abuela veo lástima. En los
de papá, enojo y vergüenza. En los de mamá, miedo y reproche. En tus ojos,
curiosidad y misterio…Los únicos ojos que me miran igual, en los únicos ojos
que me veo como soy, no importa si estoy sano o enfermo, es en los ojos de mi
perro”
En esta
posibilidad de construir un vínculo verdadero, que no es simple y que requiere
sacrificio consiste lo maravilloso de esta novela.
Koi
de Ezequiel Dellutri es ganadora del premio Norma de novela juvenil en el 2018.
Narra la historia de dos jóvenes medio
hermanos, Laura y Julián, que se conocen tardíamente: Laura tiene 15 años y
Julián, doce. Sus vidas no son fáciles: Laura se entera de la identidad de un padre ausente del que su mamá nunca le
había hablado y Julián sufre de autismo. Cuando se conocen, Laura decide frecuentar
a su medio hermano y pronto descubrirá que Julián y ella se conectan de una
manera especial. Se ayudarán mutuamente a enfrentar sus dolores y miedos.
En Koi hay
dos elementos que funcionan como metáforas de las relaciones humanas: los
peces que tiene Julián en la pecera que
mira constantemente e invita a su
hermana a conocer y admirar, representan esas relaciones que, frecuentemente, se
generan en la vida. No se puede establecer con los peces vínculos verbales y
afectivos, no se pueden acariciar como a un perro o un gato, por eso reflejan
la situación de los dos personajes: no pueden
hablar, no reciben el cariño que necesitan. El otro elemento es la música que se convierte en el puente
que les permitirá a los personajes comunicarse y establecer un vínculo de conocimiento
y de amor.
En
definitiva, dos novelas para disfrutar su lectura con los chicos, en cualquier
contexto: aula, bibliotecas. Pueden ser
parte de proyectos lectores de la escuelas medias. porque abordan temas que nos
involucran a todos y, seguramente, se podrán compartir diálogos, ricos y
profundos sobre las relaciones humanas fundantes que se ponen a prueba de crecimiento en la familia, con
hermanos, padres y abuelos.
Dos
novelas que por las referencias musicales, las metáforas, los temas como la
enfermedad, las capacidades diferentes, la mirada del que es diferente, son
adecuadas para integrarlas en proyectos de Educación sexual integrada (ESI) o
proyectos interdisciplinarios.